*El cuento de la escalada*

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*El cuento de la escalada*

Por: Susana Rodríguez A. @susanaf89

Erwodä-Yunek Tepuy, sin duda el protagonista principal y cómplice de esta bella aventura donde abrimos una vía de escalada de ~150 m, llamada “Fuerza y Luz”. También estuvimos con el gran Akopan-tepui. 

Fue un día en casa de Carola, cuando apenas “Tepuyeras” existía en el mundo de las ideas, donde solo había hecho presencia el Akopan-tepui con sus provocantes vías de centenares de metros. Sin embargo, queríamos ir más allá, algo completamente nuevo para cada una de nosotras, ¿y por qué no para la historia? Un verdadero desafío fuera de lo “normal” que es repetir vías de un tepuy ya conocido. En medio del palabrerío surgió Carola con su característica espontaneidad, diciendo que ella siempre había soñado con escalar un “tepuisito” cerca de Yunek, ese que se ve hacia el Churí-tepui y que nadie le prestaba atención por ser el más chiquito del macizo… inmediatamente en un silencio fugaz entre miradas inquietas sabíamos respuesta, ¡¡ese mismo es!!

…..

Nos despertábamos en medio de una orquesta de animales, plantas y viento sabanero. Todas en secreto nos hacíamos la misma pregunta esa mañana ¿quién sería la afortunada en colocar por primera vez sus manos en esa poderosa roca milenaria? 

La pregunta aún no tenía respuesta hasta que… en plena preparación del desayuno, con el tepuy y el acechante azar en sintonía, convertimos en oráculo a un sabio y único bollito (especie de tamal cilíndrico cocido) con jamón hecho para tal ocasión.

¿Y quién había sido la elegida? - Con muchos aplausos y risas manifestamos nuestra emoción tras la sorpresa de Vanessa al clavar su tenedor y ver el contenido del oracular bollito. ¡Vanessa! ¡Vanessa! Vanessa era la dichosa mujer de comerse el único bollito con jamón del día, ¡y escalar por primera e histórica vez el Erwodä-Yunek-tepui! Y mientras se acercaba el momento, todas le dábamos aliento a Vanessa con las palabras claves: ¡Fuerza y Luz Vanessa!

Pie de vía, 5 kg de selecto y ordenado equipo en el arnés, 2 personas unidas a través de 2 cuerdas y una delicada pared enfrente. Todo listo para la primera caricia… la primera conexión. Así empezó lo que sería para cada una de nosotras nuestra cita íntima y trascendental con el tepuy.

Largo 1: ¡Empezó la fiesta!

5.9, 20 m.

Reunión equipada, 1 bolt.

Un largo con buenos agarres, pero delicado en algunos tramos para progresar y proteger. Cerca de la reunión hay grandes bloques sin soporte sólido que deben ser superados con muchísimo cuidado.

Vanessa avanzaba con calma sobre la pared, analizando minuciosamente todas las posibilidades que se presentaban ante sus ojos, asegurada por Geraldine, probaba, ponía, quitaba, subía, respiraba… y así hasta que se nos perdió de vista.

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Después de un rato sin saber de ella y sin que la cuerda nos dijera que pasaba, Vanessa nos avisa que LO HABÍA LOGRADO, había encontrado un lugar para hacer la reunión y así el primer largo de la primera vía de escalada de Erwodä-Yunek-tepui ¡quedaba oficialmente inaugurado!.

¿Quieres escuchar un poco el cuento contado por la propia Vanessa?

Largo 2: El atractivo diedro.

5.10a, 30 m

Reunión equipada, 2 bolts.

Los primeros metros del largo son bastante delicados, tiene muchísimos bloques sueltos, no es completamente vertical y las protecciones son pocas. Pero una vez ingresas al diedro, la escalada se vuelve muy protegible. Existe un paso de techo que fluye con agarres claves y buenos. La plataforma de la R1 es relativamente grande, pero un poco incomoda, y cuando hay una persona escalando el segundo largo se convierte en el blanco perfecto de caída de rocas. Así que hay que estar muy pilas.

Al día siguiente, en el desayuno Carola le hizo una broma a Flor, donde la incitaba a abrir el siguiente largo y Flor aceptó el reto y anunció decidida y determinantemente que ella abriría el segundo largo. Desayunadas, con mochilas puestas nos fuimos a seguir la danza tepuyera. Nuestro dron fue clave en este largo. Él era una especie de mascota que cuidábamos muchísimo, aunque un día casi fue interceptado por un ave no identificada.  

El diedro intrigaba, parecía muy técnico y finalizaba en un pequeño techo. Flor, como toda una digna doctora, abría, limpiaba y cocía con minuciosidad el segundo largo.

Largo 3: un temeroso runout

5.10, 35m

Reunión equipada, 2 bolts

El largo posee un cambio de dirección hacia la derecha de la línea natural que se va trazando, y es acompañado por un runout que exige mucha cabeza fría. El largo finaliza en una pequeña cueva (caben hasta 4 personas sentadas), perfecta para refugio. 

Pasaban los días y cada una atendía al sutil llamado de Erwodä, ahora le tocaba a Geral un interesante reto. Después del segundo largo, lo que se veía no era muy prometedor, Geral en medio de una encrucijada tenía que tomar una sabía decisión. Por algo ese era el largo de Geral, porque con toda su amplia experiencia tepuyera, tomó el mejor camino.

Siguiente día, un trabajo de hormiguita

Avanzada la vía, ya podíamos trabajar en los largos anteriores con mayor seguridad mientras otras abrían los siguientes. El cambio de dirección que tomó la vía en el 3 largo, implicaba unos trabajitos extras con las cuerdas. Así que, ese día era propicio para abrir dos largos y a su vez, las otras chicas trabajarían en algunos detalles de la ruta.

Eso de jumarear se volvía cada vez más interesante, pues a medida que subíamos colocábamos cuerdas fijas, esto también tiene su encanto.

Largo 4: la disfrutable solidez de la roca

5.10+/5.11, 25 m

Reunión clásica

Largo con roca sólida y muy pocos bloques sueltos, tiene dos pasos tipo “boulder” con buenas protecciones.

Llegamos Carola y yo a la súper cueva (R3), y mientras acomodábamos el equipo que nos habían dejado las chicas el día anterior, a Carola le llega una visita menstrual, uy… nada que temer, ¡cosas de chicas! Así que seguimos con nuestro foco bien fijo en avanzar.

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Carola se disfruta del largo con la mejor calidad de roca y que resultó ser el más técnico, muy fluída llega a una pequeña y expuesta repisa con dos buenas fisuras horizontales determinantes para la decisión de armar allí la reunión 4.

Aquí está la propia Carola contando sobre este largo

Largo 5: la inquietante mata-tracción.

5.10, 21 m.

Reunión equipada, 2 bolts.

Los primeros metros con muy buena roca sólida y agarres, pero a medida que te acercas a la vegetación la pared se va humedeciendo y desaparecen las grietas para proteger. La zona de vegetación es muy delicada. Luego se encuentra unos pocos metros nuevamente de roca y se llega a una cómoda plataforma.

Para mi (Susana) representaba un gran reto, pues en mi mente rondaba una intensa idea de que escalar tepuyes era muy difícil.

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Mi nerviosísimo era notorio. Disfruté de la roca sólida de esa sección del tepuy, pero llegó el temido momento, la transición entre la roca y la vegetación que además estaba muy húmeda. Para lograr superar este tramo puse en práctica lo que muchas veces escuché de la técnica “mata-tracción”, que es aprovechar al máximo la vegetación como “agarres”, literalmente clavé mis rodillas en la tierra, me arrastraba y agarraba cualquier cosa hasta que por fin llegue a un lugar donde la verticalidad no era tan peligrosa. Trepé entre un pequeño bosque, volví a encontrar roca sólida, que al superarla conseguí un excelente lugar para armar reunión. Quería seguir, estaba muy cerca de la cumbre, pero decidí parar allí y armar la reunión.

¡Que felicidad, estábamos muy cerca!!!!!

Un día de descanso

Sabíamos que estábamos a un paso de la cumbre, era un hecho. Decidimos tomar un día de descanso porque todos los días de una u otra forma hacíamos labores, si no escalabas, podías estar en la pared arreglando algunos detalles con las cuerdas fijas, equipando las reuniones, organizando el equipo, subiendo el agua, también podías estar en el campamento organizándolo, recogiendo el agua, recargando las baterías, haciendo la comida, y si no, ayudando a Helena con el arduo trabajo del registro audiovisual.

Así que decidimos descansar para tener todas las energías a tope y festejar esa cumbre.

Largo 6: la mágica cumbre

5.9, 15 m.

Reunión equipada, 2 bolts.

Inicia con un diedro de pocos metros muy liso y continuo por una especie de escalera. Aunque el largo es corto, no se aconseja unirlo con el anterior, la vegetación y las poca verticalidad de algunas zonas generan mucha fricción en las cuerdas.

Solo faltaba una de nosotras para probar la exquisitez del tepuy, Roxy, sería la primera en pisar la virginal cumbre.

Las que estábamos abajo no nos queríamos perder ese explosivo momento, así que recurrimos a usar nuestro amiguito dron para estar en primer fila. Y así fue, ¡explosivo!, en perfecta sincronía veíamos a Roxy en la cumbre elevando sus brazos en señal de éxito, mientras los radios colapsaban con nuestros gritos de felicidad para que fueran escuchados por Roxy y la Gran Sabana entera.

Una por una fuimos subiendo lo que parecía una infinita cuerda fija. Helena que escasamente había hecho esa técnica en su vida, lo hizo con un ímpetu admirable. Y yo tenía el gran reto de descubrir en pleno ascenso la mejor técnica para subir seguro …un dron.

Y llegamos, ¡CUMBREEEEEEEE!! Un atardecer idílico, un clima perfecto, una luna llena, un noble tepuy, un sueño cumplido y 7 amigas escaladoras estamparon su huella en la historia de la escalada venezolana.

Pero todavía quedaba por hacer, teníamos que analizar y armar un sistema de rapeles que brindara la máxima seguridad en el descenso.

Invertimos el resto de los días a darle los retoques a la vía.

El Rapel

  • El rapel se hace desde la cumbre hasta R5.

  • En la R5 se hace rapel hasta R3

  • En R3 se hace rapel hasta un reunión que colocamos para rapelar (no forma parte de la vía de ascenso), este rapel se debe hacer colocando seguros en el descenso.

  • En la reunión para rapelar se llega al piso sin problema.


No hacemos el relato de Akopan ya que fue un complemento para nuestra expedición y solo escalamos algunos largos de Jardineros de Grandes Paredes y Hasta Luego Taurepán. Algo que nos pareció muy gracioso fue que en el porteo al campamento casi todas las que nos ayudaron eran mujeres (el único hombre fue Julio), ya que ese día los hombres se encontraban en el conuco.

Estando en la comunidad luego de las escaladas, los niños se divertían muchísimo con el dron. El último día la comunidad armó en su pequeña iglesia todo el equipo musical y junto a otra expedición que escaló en el Akopan armamos ¡la fiesta! Y no solo eso, la comunidad le regaló artesanía a Roxy y a Geral, quienes habían cumplido años en medio de esta mágica sabana tepuyera.

¡Estamos muy agradecidas con toda la hospitalidad y apoyo de la comunidad Yunek!

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Organización de los peroles en Yunek.

Por: Carola Pérez.

Ya una gran parte del traslado y movilización de equipo y comida estaba listo. Pero esta siguiente fase de la preparación, sería clave para nuestra expedición y su posible éxito o fracaso.  La logística de comida es de gran importancia y solo con organización se garantiza que ésta rinda y se mantenga en buenas condiciones. Si no nos alimentamos bien y además apetitosamente al pasar de los días las fuerzas menguan, la vitalidad del equipo decae y si no se prepara con unas mínimas condiciones de limpieza pueden hasta ocasionar enfermedades estomacales que no podíamos darnos el chance de sufrir. Así que !manos a la obra!

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Nos dispusimos a exhibir todo como si se tratara de una tienda.  Desplegado sobre un encerado en el piso, se veía por un lado todo lo poco que estaba "vivo" (cebolla, ajo, papas, batatas, zanahorias, calabacines, plátanos, limones, jengibres, huevos, queso, embutidos, etc...) y por otro lado el resto. Todo agrupado con los de su mismo tipo. Pasta con pasta, arroz con arroz, harinas con harinas, atún con atún y así... cerca de 350 kilos de alimentos. Para los habitantes de la zona aquello era seguramente, la mayor cantidad de comida junta que capaz habían visto. Y lo bueno, es que parte de aquel botín era suyo.  

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Creemos firmemente que ellos son los aliados que hacen posible nuestro sueño y por ende aquella comida sería bien repartida y compartida. Esto sin querer reducir o regatear sus honorarios como porteadores.

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Como eran 2 planes en uno, es decir queríamos escalar en el ansiado Erwoda y en el conocido Akopan; hubo que comenzar por separar lo que iba primero y lo que quedaría para después. Entonces comenzamos con todo lo que era perecedero y dejando para el final aquello que podía aguantar no sólo días, sino también temperatura y almacenamiento entre cucarachas y cualquier otro animal que también quería su porción del comidero!!!  

Y así fuimos comida por comida: desayuno, almuerzo y cena según el itinerario sugerido y el menú, tomando lo que era necesario para sus futuras gustosas y suculentas preparaciones. Sin olvidar bebidas, meriendas, postres y hasta un par de kits para torticas o algo de cumpleaños que nos permitiera celebrar juntas.

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Una vez hecha la clasificación y selección, nos dispusimos a armar las cargas de las comidas y utensilios de cocina que partirían al Erwoda en la siguiente mañana. Así también, organizada para esa  porteada, apartamos una primera entrega de comida para nuestros amigos pemones.  Y ya para terminar, guardar muy bien en estancos de aceitunas el resto del mercado que se quedaba esperando a nuestro regreso, para entonces atacar el Akopan. Muy gentiles la comunidad nos dispuso un área dentro de la iglesia para utilizarla como depósito mientras. 

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Así una vez asegurada la ingesta había que dedicarse a hacer el mismo procedimiento entre todo el Equipo comunitario de escalada. Decidir qué cuerdas, cuántas piezas de protección de cuál tamaño, cuántas cintas y mosquetones, etc.., serían necesarios para lo desconocido que implicaba nuestra escalada. Y por último, pero tan o más importante, había que asegurarnos que el Suero Antiofidico o "el remedio" como bien la llamaba nuestro amigo Julio quedara bien segura y refrigerada en un recodo sombreado del río, esperando no tener que urgentemente venir a buscarla.

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Y así en un santiamén paso nuestra llegada a Yunek Kukui, se apareció el habitual palo de agua de la tarde, nos puso a correr y guardar aquello que estaba desprotegido y cuando todo estaba fuera de zona de pichaque !justo escampó! Les dimos unos pollos que estaban planeados para la cena a los indios y se encargaron de en varas asarlos para compartirlos. Pollo "envarasado" para todos!

 

Llegada a Yunek.

Por: Flor Boscán

Yunek Kukui es un caserío indígena de apenas 100 habitantes de la étnia Pemón, ubicado a orillas del río que lleva el mismo nombre, a 110 Kms al Noroeste de Santa Elena de Uairen, dentro del Parque Nacional Canaima (20 N 621231 572657). Llegar allí era necesario, porque el Erwodä Yunek Tepuy se encuentra ubicado al Noreste y el Acopan Tepuy al Oeste,  de esta población indígena, y ambos están aproximadamente a 7 Kms de distancia desde el poblado; además de que cuenta con una pista aérea de tierra que permite el aterrizaje a pequeños aviones.

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Hasta la fecha, no existe una carretera que permita el acceso en carro hasta Yunek, sin embargo, sí se le puede llegar por vía fluvial, pero hay que viajar muchos días y pasar unos rápidos. Otra forma de llegarle es por vía fluvial hasta un poblado llamado Wonken y desde allí recorrer a pie un tramo de aproximadamente 8 horas hasta Yunek; o en bicicleta por el mismo sendero el cual no está acondicionado para este medio de transporte. Por todas estas razones, decidimos que la vía más práctica, aunque más costosa para acercarnos al tepuy, era viajar por aire hasta Yunek.

Desde Caracas habíamos contratado los servicios de un avión modelo Antonov cuya capacidad de carga era de 1300 Kgrs. Si bien no era un avión de pasajeros, permitía que viajáramos las siete integrantes del equipo de Tepuyeras, junto con la carga de aprox. 800 Kgs de peso, desde Santa Elena de Uairen hasta Yunek. Gracias al dueño de este avión, el Sr. Luis Ortíz, y al Sr. César, su capitán, la ida a Yunek estaba segura una vez que pagásemos el costo de su servicio.

Al día siguiente de nuestra llegada a Santa Elena de Uairen, antes de ir al aeropuerto, fuimos a echar gasolina con el equipaje dentro de los vehículos, para poder demostrar nuestra condición de turistas y con ello hacer otra cola diferente a la que hacen los locales quienes trágicamente deben esperar desde tempranas horas de la madrugada para su turno. Solo logramos conseguir que nos vendieran 20 litros por cada vehículo. Luego nos fuimos al aeropuerto para dejar la carga.

Actualmente para visitar a esos poblados indígenas es necesario tramitar un permiso. Eso lo supimos por otro amigo que anteriormente había ido por la zona y nos había mostrado su permiso, de donde tomamos los datos y los teléfonos de contacto. Desde Caracas, intentamos llamar por teléfono al capitán de la comunidad de Wonken para hablarles de nuestras intensiones de ir a Yunek, pero nunca pudimos contactarlo. Se nos ocurrió la idea de hablar con la Dra. Adriana Lodeiro, médico rural de Wonken, para que  gentilmente nos hiciera el favor de contactar al capitán de esa comunidad y que éste le notificara a su vez al capitán de la comunidad de Yunek, nuestras intenciones de visitar esa zona desde el 30 de Marzo al 18 de Abril de 2017.

Estando ya en el aeropuerto, se nos acercó una persona de las comunidades indígenas que trabajaba allí, para preguntarnos por el permiso. Por alguna razón, a pesar de que la Dra. Lodeiro sí había hablado con el capitán de Wonken, ésta persona del aeropuerto, no había sido informada de nuestro viaje. De inmediato, llamó a alguien por teléfono para que conversara con Flor sobre el asunto, ya que ella era quien había hablado con la Dra. Lodeiro. Esta persona al otro lado del teléfono, le informó que teníamos que solicitar ese permiso en el Consejo de Caciques de Santa Elena de Uairen, pero como era sábado, la oficina estaba cerrada para la atención al público, ya que su horario de trabajo era de Lunes a Viernes y habría que hacerlo ese lunes próximo. Flor le explicó que no podíamos esperar hasta ese día lunes, porque llevábamos comida perecedera para compartir esa noche con los habitantes de Yunek. Eran unos pollos congelados para asarlos en vara la noche de nuestra llegada. Al notificarle eso, esta persona se preocupó y buscó la forma de que nos atendieran en dicha oficina, ese mismo día sábado. Flor, Carola, Geraldine y Helena, se trasladaron para allá de inmediato, mientras tanto, el resto de las Tepuyeras se quedaron pesando y organizando toda la carga. Así fue que conseguimos nuestro permiso.   Luego, dejamos las camionetas en la posada y regresamos en taxi otra vez al aeropuerto para irnos a Yunek en el avión Antonov.

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Dentro del avión, todo nuestro equipaje quedó perfectamente organizado dentro de la parte delantera del espacio de carga. Se nos explicó que durante el despegue nos apretujáramos sobre los bultos, para que  todo el peso estuviese delante. El avión no tenía asientos para sentarnos, así que durante todo el vuelo permanecimos de pie. A la Dra. Adriana Lodeiro, el destino nos permitió conocerla porque llegó al aeropuerto por casualidad. Viendo que hablábamos con ella, fue invitada por el capitán del Antonov a viajar con nosotras hasta Yunek y luego regresaría a Santa Elena.

El despegue fue suave con unos altos y bajos esperados. El motor sonaba durísimo y su fuselaje vibraba estruendosamente.  A los 19 minutos de los 40 min que duraba el vuelo, Flor comenzó a marearse y colapsó en el piso. Se puso pálida, fría y sudaba profusamente. Geraldine sacó una bolsa de plástico de uno de los morrales y a tiempo se la dio para que vomitara, permaneciendo a su lado procurando que un tubo que estaba pegado a la pared del avión, no le golpeara la cabeza. Flor era nuestro médico de la expedición y fue la primera en enfermarse. Ninguna otra Tepuyera se mareó en el camino.

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Al aterrizar, un grupo de pobladores pemones, se acercó a darnos la bienvenida. Al abrirse la puerta, las primeras viajeras que salieron del avión fueron Carola y Geraldine ayudando en hombros a Flor quien al bajar, se tiró al suelo para sentir la tierra firme. Fue tan severo el mareo que sufrió que aun pasados 10 minutos de ya  estar en un lugar estable, seguía vomitando.

Las Tepuyeras organizadas en cadeneta humana bajaron la carga del Antonov y los pemones no dudaron en ayudarlas a trasladar todo el equipaje a una sencilla pérgola cercana a la pista. Luego, el capitán de la nave, las invitó a montarse sobre el techo del avión para tomarles unas fotos de recuerdo. Supimos después que éstas fotos llegaron a subirse en la página web del Antonov.

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El Antonov al despegar, en el aire dio un giro e hizo un vuelo rasante sobre la pista como un gesto de alegría por la magia que irradiaba nuestro proyecto y por nuestra llegada a Yunek. 

La sencilla pérgola se convirtió en nuestro campamento base de allí en adelante. Julio Criollo, un pemón con mucha influencia en la comunidad se nos acercó y entabló conversación.

Poco a poco, cada una de nosotras tomamos posición en un lugar bajo la pérgola, para colocar su hamaca y organizar sus pertenencias.

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El Inicio de Tepuyeras

Por: Roxana Carrero

Regresamos a Caracas el veinte de Abril de 2017. No entendíamos qué sucedía o qué había pasado en nuestro país. En Venezuela, estar incomunicadas por un mes deja espacio para una eternidad. Luego de ver muchas noticias y fotografías sobre la situación, nos reunimos, discutimos y por votación, la mayoría de nosotras decidimos apoyar todas las actividades que realizaba la sociedad civil en la calle. Para comenzar a contarles nuestra aventura,  quiero compartir una historia: la de nuestro equipo. ¿Cómo este grupo de siete mujeres, tan distintas, que además ni se conocían, terminó escalando en Canaima por casi un mes?,

Nos encontramos en la Universidad Simón Bolívar de Sartenejas, durante el trimestre que empieza en enero y culmina en marzo, del año 2.001, en la antigua sede del Grupo Excursionista Oikos (GEO), donde se realizaba el Curso de Baja y Media Montaña. Para esa fecha, el curso se dictaba una vez al año, la lista de espera era amplia y los cursantes numerosos. Dos de las cursantes éramos Geraldine Roso y yo. El grupo y los instructores entrenaban en las canchas durante la semana, y los fines de semana se hacían recorridos por el Ávila. Allí comenzó la conexión de un grupo de personas increíbles, todos, amantes de la naturaleza y del deporte al aire libre. Durante el resto del año académico, se continuó con los cursos de preparación de la agrupación. En el segundo trimestre, desde abril hasta julio, se realizó el Curso Básico de Escalada en Roca y finalmente, desde enero hasta marzo del 2.002, se culminó la primera etapa de formación de nuevos miembros del Oikos, con el Curso de Alta Montaña. La clase de motivación del Curso de Alta Montaña fue dada por Ramón Blanco y la clase de Primeros Auxilios, por la doctora Flor Boscán. Desde ese momento, la interacción entre Geraldine, Flor y yo, se hizo continua y crece con los años,  por tener un vínculo en común, pertenecer a uno de los grupos universitarios de montaña más importantes en Venezuela.

Luego de muchos años y muchas vueltas, y conservando este vínculo, conocimos a  Vanessa Sánchez, una de las Tepuyeras más jóvenes, también perteneciente al Oikos desde el año 2.008.  Al poco tiempo, comenzamos a coincidir en entrenamientos, incluso en los mismos horarios. Cada una con proyectos personales de montañismo o escalada. En algún punto de este periodo, Roberto Blasi llama a Flor, para saber si ella puede contactar a alguien que pueda participar en la apertura de una ruta en un tepuy. Así llega Geraldine a participar en la apertura de la primera ruta venezolana en el Upuigmá Tepuy. La ruta se llamó Mayú (Cayapa), 7a / 5.11d / J1 – 12 largos. De regreso del viaje de escalada, en medio de cafés y postres, le comenta a sus amigas que le encantaría vivir una experiencia así, pero sólo de chicas. En ese momento parecía una ambiciosa idea, pero posible.

Geraldine se enamoró de la idea de escalar un Tepuy entre amigas.

Geraldine, Vanessa y Roxana luego de escalar en el Pico Mucumpisito, Edo. Mérida, Venezuela

Geraldine, Vanessa y Roxana luego de escalar en el Pico Mucumpisito, Edo. Mérida, Venezuela

En abril de 1985, Flor Boscán había formado parte de la primera escalada en el Wadakapiapue Tepuy,. Esta expedición estuvo conformada, además, por Ramón Blanco, José Luis Pereyra, Ángel Martínez, Hernando Arnal, Rubén León y Juan Ignacio Lira. Flor era  única mujer del grupo. En noviembre de 1997, también participó, junto con Daniella Dearden y Keila Vall, en una cordada femenina que intentó escalar la ruta “Stairway to heaven” (5.12b), en la pared suroeste del Tepuy Roraima, con un recorrido vertical de 300 metros. Era la primera cordada completamente femenina en intentar una ruta en Tepuyes venezolanos. El día que completaron el octavo y ante-penúltimo largo, llovió toda la noche. Los dos últimos largos (5.11d-12a, de 20 metros y 5.11d, de 15 metros), amanecieron mojados  En esa oportunidad, a treinta y cinco metros de cumbre, las chicas no lograron completar la ruta.

Flor en el campo base del Broad Peak, Pakistan. Al fondo se observa el K2. Crédito: Ramón Blanco

Flor en el campo base del Broad Peak, Pakistan. Al fondo se observa el K2. Crédito: Ramón Blanco

Posterior a estas dos experiencias en Tepuyes, Flor se dedicó a la escalada deportiva y la alta montaña.

Dentro del gremio de la escalada, los deportistas  habituales tienden a conocerse. Especialmente si frecuentan los mismos lugares de entrenamiento, como el Parque Recreacional Cuevas Del Indio.  Así conocimos a Ana Carolina Pérez (Carola). Carola tiene muchos años escalando. En el año 2011 participó en el “Team Tierra de Sueños” y en la apertura de la ruta “El Camino del Danto”, en el Adankasima Tepuy, era la única mujer de la expedición y también se encargaba de la logística de alimentación.

Carola en el Adankasima Tepuy. Crédito: Wojciech Wandzel

Carola en el Adankasima Tepuy. Crédito: Wojciech Wandzel

Geraldine Roso y Susana Rodríguez se conocieron en diciembre de 2015, escalando en el  Mucumpinsito o La Catedral, como le dicen cariñosamente los merideños. Entre conversaciones surgió el tema: ¿por qué no hay más escalada femenina en roca en Venezuela?. Allí, en plena Sierra Nevada, se replantean la misma idea, a dos voces: “hagamos una cordada femenina en un tepuy”.

Susana Rodríguez, una guara mimetizada en merideña, muy destacada en todas sus actividades de montañismo,  se unió a Fundación Mujer Montaña en el año 2015. Desde entonces se mueve a mil por hora, con proyectos de emprendimientos femeninos, para dejar el nombre de la mujer en alto y demostrar que podemos lograr todo lo que nos proponemos, especialmente  en actividades al aire libre. Susana, en el año 2011 fue seleccionada por la Gobernación del Estado Mérida, como atleta destacada en la disciplina de Montañismo y Escalada.

De este encuentro en el Mucumpinsito, surgió un grupo de escalada de chicas en Caracas. Se sumaron voluntades, y pronto, comenzamos a abordar ese sueño de Tepuyes con más formalidad y con ideas más concretas.

“Tepuyeras” nace, como proyecto, en el sector B del Parque Cuevas Del Indio. A partir de ese momento, armamos una lista de  participantes comprometidas y una fecha tentativa. Las energías empezaron a fluir de manera positiva, entre personas que querían lograr la misma meta y coincidieron en un punto, unidas mágicamente por amor a la escalada y al país. Pensamos inicialmente hacer un par de repeticiones de vías en el Akopan Tepuy.

Meses después del nacimiento del proyecto, en Julio del 2016, después del bautizo de la Guía de Escalada de La Guairita, contactamos a  Helena Carpio, quien en ese momento,  trabajaba para Zoi Venezuela una start-up de turismo de aventura, coordinando el departamento audiovisual, haciendo fotografía, video y escribiendo. También había trabajado para cadenas extranjeras de noticias; Helena es periodista, de las Tepuyeras, era la más joven y la que tenía menos experiencia en escalada. Cuando Geraldine la invitó, lloró de la emoción. Helena sería nuestra fotógrafa/videográfa, encargada de contar la historia de Tepuyeras.

Ahora estábamos completas.

La primera reunión oficial de Tepuyeras, se fijó a finales de Agosto. Siete mujeres comprometidas con mucho que aprender y unidas por una meta, se conocieron ese día. Entre conversaciones se  acordaron los puntos importantes del viaje, las responsabilidades de cada una, entrenamientos, actividades grupales, publicidad, redes sociales, logística de viaje y recolección de fondos.

Hacia el final de la reunión, Carola propone emocionada: “¿Y si abrimos la primera ruta femenina en un Tepuy? Conozco uno en Yunek que nadie nunca ha escalado”

Así empezó esta expedición ;-)

¿Para dónde vamos?

Después de más de 6 meses de planificación, logística y emoción, pronto viajaremos al estado Bolívar. 

Foto/crédito: François Montalant

Foto/crédito: François Montalant

Entre Marzo y Abril del 2017 emprenderemos una expedición de varias semanas al corazón del Parque Nacional Canaima, estado Bolívar, Venezuela. 

Nos dirigiremos al Macizo de Chimantá en el municipio Gran Sabana. Este macizo es la formación de Tepuyes más extensa de Venezuela con 1.470 kilómetros cuadrados de superficie, y está compuesto por 10 Tepuyes: el Akopán, Churi, Murei, Amurí, Euroda, Yunek entre otros. Aterrizaremos en la comunidad indígena de Yunek - un caserío de menos de 100 Pemones - que viven a faldas del Akopan, Euroda y Yunek Tepuy, en el valle del macizo.

Empezaremos a caminar hacia el Euroda-Yunek Tepuy, una pequeña meseta con paredes verticales de 150-200 metros, para armar nuestro compamento base. Ningún escalador ha conquistado este Tepuy; nuestra meta es abrir una ruta para su primer ascenso. Luego, dependiendo de cómo haya transcurrido nuestro tiempo en el Euroda, nos dirigiremos al Akopán a repetir rutas previamente abiertas y a intentar ascenderlo. 

Foto/crédito: François Montalant

Foto/crédito: François Montalant

Viajaremos en carretera desde Caracas hasta el pueblo fronterizo de Santa Elena de Uairén, y luego en avión hasta Yunek. Llevaremos más de 300kg en equipos de escalada, logística, primeros auxilios, comida y donaciones para la comunidad indígena de Yunek.