Por: Roxana Carrero

Regresamos a Caracas el veinte de Abril de 2017. No entendíamos qué sucedía o qué había pasado en nuestro país. En Venezuela, estar incomunicadas por un mes deja espacio para una eternidad. Luego de ver muchas noticias y fotografías sobre la situación, nos reunimos, discutimos y por votación, la mayoría de nosotras decidimos apoyar todas las actividades que realizaba la sociedad civil en la calle. Para comenzar a contarles nuestra aventura,  quiero compartir una historia: la de nuestro equipo. ¿Cómo este grupo de siete mujeres, tan distintas, que además ni se conocían, terminó escalando en Canaima por casi un mes?,

Nos encontramos en la Universidad Simón Bolívar de Sartenejas, durante el trimestre que empieza en enero y culmina en marzo, del año 2.001, en la antigua sede del Grupo Excursionista Oikos (GEO), donde se realizaba el Curso de Baja y Media Montaña. Para esa fecha, el curso se dictaba una vez al año, la lista de espera era amplia y los cursantes numerosos. Dos de las cursantes éramos Geraldine Roso y yo. El grupo y los instructores entrenaban en las canchas durante la semana, y los fines de semana se hacían recorridos por el Ávila. Allí comenzó la conexión de un grupo de personas increíbles, todos, amantes de la naturaleza y del deporte al aire libre. Durante el resto del año académico, se continuó con los cursos de preparación de la agrupación. En el segundo trimestre, desde abril hasta julio, se realizó el Curso Básico de Escalada en Roca y finalmente, desde enero hasta marzo del 2.002, se culminó la primera etapa de formación de nuevos miembros del Oikos, con el Curso de Alta Montaña. La clase de motivación del Curso de Alta Montaña fue dada por Ramón Blanco y la clase de Primeros Auxilios, por la doctora Flor Boscán. Desde ese momento, la interacción entre Geraldine, Flor y yo, se hizo continua y crece con los años,  por tener un vínculo en común, pertenecer a uno de los grupos universitarios de montaña más importantes en Venezuela.

Luego de muchos años y muchas vueltas, y conservando este vínculo, conocimos a  Vanessa Sánchez, una de las Tepuyeras más jóvenes, también perteneciente al Oikos desde el año 2.008.  Al poco tiempo, comenzamos a coincidir en entrenamientos, incluso en los mismos horarios. Cada una con proyectos personales de montañismo o escalada. En algún punto de este periodo, Roberto Blasi llama a Flor, para saber si ella puede contactar a alguien que pueda participar en la apertura de una ruta en un tepuy. Así llega Geraldine a participar en la apertura de la primera ruta venezolana en el Upuigmá Tepuy. La ruta se llamó Mayú (Cayapa), 7a / 5.11d / J1 – 12 largos. De regreso del viaje de escalada, en medio de cafés y postres, le comenta a sus amigas que le encantaría vivir una experiencia así, pero sólo de chicas. En ese momento parecía una ambiciosa idea, pero posible.

Geraldine se enamoró de la idea de escalar un Tepuy entre amigas.

Geraldine, Vanessa y Roxana luego de escalar en el Pico Mucumpisito, Edo. Mérida, Venezuela

Geraldine, Vanessa y Roxana luego de escalar en el Pico Mucumpisito, Edo. Mérida, Venezuela

En abril de 1985, Flor Boscán había formado parte de la primera escalada en el Wadakapiapue Tepuy,. Esta expedición estuvo conformada, además, por Ramón Blanco, José Luis Pereyra, Ángel Martínez, Hernando Arnal, Rubén León y Juan Ignacio Lira. Flor era  única mujer del grupo. En noviembre de 1997, también participó, junto con Daniella Dearden y Keila Vall, en una cordada femenina que intentó escalar la ruta “Stairway to heaven” (5.12b), en la pared suroeste del Tepuy Roraima, con un recorrido vertical de 300 metros. Era la primera cordada completamente femenina en intentar una ruta en Tepuyes venezolanos. El día que completaron el octavo y ante-penúltimo largo, llovió toda la noche. Los dos últimos largos (5.11d-12a, de 20 metros y 5.11d, de 15 metros), amanecieron mojados  En esa oportunidad, a treinta y cinco metros de cumbre, las chicas no lograron completar la ruta.

Flor en el campo base del Broad Peak, Pakistan. Al fondo se observa el K2. Crédito: Ramón Blanco

Flor en el campo base del Broad Peak, Pakistan. Al fondo se observa el K2. Crédito: Ramón Blanco

Posterior a estas dos experiencias en Tepuyes, Flor se dedicó a la escalada deportiva y la alta montaña.

Dentro del gremio de la escalada, los deportistas  habituales tienden a conocerse. Especialmente si frecuentan los mismos lugares de entrenamiento, como el Parque Recreacional Cuevas Del Indio.  Así conocimos a Ana Carolina Pérez (Carola). Carola tiene muchos años escalando. En el año 2011 participó en el “Team Tierra de Sueños” y en la apertura de la ruta “El Camino del Danto”, en el Adankasima Tepuy, era la única mujer de la expedición y también se encargaba de la logística de alimentación.

Carola en el Adankasima Tepuy. Crédito: Wojciech Wandzel

Carola en el Adankasima Tepuy. Crédito: Wojciech Wandzel

Geraldine Roso y Susana Rodríguez se conocieron en diciembre de 2015, escalando en el  Mucumpinsito o La Catedral, como le dicen cariñosamente los merideños. Entre conversaciones surgió el tema: ¿por qué no hay más escalada femenina en roca en Venezuela?. Allí, en plena Sierra Nevada, se replantean la misma idea, a dos voces: “hagamos una cordada femenina en un tepuy”.

Susana Rodríguez, una guara mimetizada en merideña, muy destacada en todas sus actividades de montañismo,  se unió a Fundación Mujer Montaña en el año 2015. Desde entonces se mueve a mil por hora, con proyectos de emprendimientos femeninos, para dejar el nombre de la mujer en alto y demostrar que podemos lograr todo lo que nos proponemos, especialmente  en actividades al aire libre. Susana, en el año 2011 fue seleccionada por la Gobernación del Estado Mérida, como atleta destacada en la disciplina de Montañismo y Escalada.

De este encuentro en el Mucumpinsito, surgió un grupo de escalada de chicas en Caracas. Se sumaron voluntades, y pronto, comenzamos a abordar ese sueño de Tepuyes con más formalidad y con ideas más concretas.

“Tepuyeras” nace, como proyecto, en el sector B del Parque Cuevas Del Indio. A partir de ese momento, armamos una lista de  participantes comprometidas y una fecha tentativa. Las energías empezaron a fluir de manera positiva, entre personas que querían lograr la misma meta y coincidieron en un punto, unidas mágicamente por amor a la escalada y al país. Pensamos inicialmente hacer un par de repeticiones de vías en el Akopan Tepuy.

Meses después del nacimiento del proyecto, en Julio del 2016, después del bautizo de la Guía de Escalada de La Guairita, contactamos a  Helena Carpio, quien en ese momento,  trabajaba para Zoi Venezuela una start-up de turismo de aventura, coordinando el departamento audiovisual, haciendo fotografía, video y escribiendo. También había trabajado para cadenas extranjeras de noticias; Helena es periodista, de las Tepuyeras, era la más joven y la que tenía menos experiencia en escalada. Cuando Geraldine la invitó, lloró de la emoción. Helena sería nuestra fotógrafa/videográfa, encargada de contar la historia de Tepuyeras.

Ahora estábamos completas.

La primera reunión oficial de Tepuyeras, se fijó a finales de Agosto. Siete mujeres comprometidas con mucho que aprender y unidas por una meta, se conocieron ese día. Entre conversaciones se  acordaron los puntos importantes del viaje, las responsabilidades de cada una, entrenamientos, actividades grupales, publicidad, redes sociales, logística de viaje y recolección de fondos.

Hacia el final de la reunión, Carola propone emocionada: “¿Y si abrimos la primera ruta femenina en un Tepuy? Conozco uno en Yunek que nadie nunca ha escalado”

Así empezó esta expedición ;-)