Por: Carola Pérez.
Ya una gran parte del traslado y movilización de equipo y comida estaba listo. Pero esta siguiente fase de la preparación, sería clave para nuestra expedición y su posible éxito o fracaso. La logística de comida es de gran importancia y solo con organización se garantiza que ésta rinda y se mantenga en buenas condiciones. Si no nos alimentamos bien y además apetitosamente al pasar de los días las fuerzas menguan, la vitalidad del equipo decae y si no se prepara con unas mínimas condiciones de limpieza pueden hasta ocasionar enfermedades estomacales que no podíamos darnos el chance de sufrir. Así que !manos a la obra!
Nos dispusimos a exhibir todo como si se tratara de una tienda. Desplegado sobre un encerado en el piso, se veía por un lado todo lo poco que estaba "vivo" (cebolla, ajo, papas, batatas, zanahorias, calabacines, plátanos, limones, jengibres, huevos, queso, embutidos, etc...) y por otro lado el resto. Todo agrupado con los de su mismo tipo. Pasta con pasta, arroz con arroz, harinas con harinas, atún con atún y así... cerca de 350 kilos de alimentos. Para los habitantes de la zona aquello era seguramente, la mayor cantidad de comida junta que capaz habían visto. Y lo bueno, es que parte de aquel botín era suyo.
Creemos firmemente que ellos son los aliados que hacen posible nuestro sueño y por ende aquella comida sería bien repartida y compartida. Esto sin querer reducir o regatear sus honorarios como porteadores.
Como eran 2 planes en uno, es decir queríamos escalar en el ansiado Erwoda y en el conocido Akopan; hubo que comenzar por separar lo que iba primero y lo que quedaría para después. Entonces comenzamos con todo lo que era perecedero y dejando para el final aquello que podía aguantar no sólo días, sino también temperatura y almacenamiento entre cucarachas y cualquier otro animal que también quería su porción del comidero!!!
Y así fuimos comida por comida: desayuno, almuerzo y cena según el itinerario sugerido y el menú, tomando lo que era necesario para sus futuras gustosas y suculentas preparaciones. Sin olvidar bebidas, meriendas, postres y hasta un par de kits para torticas o algo de cumpleaños que nos permitiera celebrar juntas.
Una vez hecha la clasificación y selección, nos dispusimos a armar las cargas de las comidas y utensilios de cocina que partirían al Erwoda en la siguiente mañana. Así también, organizada para esa porteada, apartamos una primera entrega de comida para nuestros amigos pemones. Y ya para terminar, guardar muy bien en estancos de aceitunas el resto del mercado que se quedaba esperando a nuestro regreso, para entonces atacar el Akopan. Muy gentiles la comunidad nos dispuso un área dentro de la iglesia para utilizarla como depósito mientras.
Así una vez asegurada la ingesta había que dedicarse a hacer el mismo procedimiento entre todo el Equipo comunitario de escalada. Decidir qué cuerdas, cuántas piezas de protección de cuál tamaño, cuántas cintas y mosquetones, etc.., serían necesarios para lo desconocido que implicaba nuestra escalada. Y por último, pero tan o más importante, había que asegurarnos que el Suero Antiofidico o "el remedio" como bien la llamaba nuestro amigo Julio quedara bien segura y refrigerada en un recodo sombreado del río, esperando no tener que urgentemente venir a buscarla.
Y así en un santiamén paso nuestra llegada a Yunek Kukui, se apareció el habitual palo de agua de la tarde, nos puso a correr y guardar aquello que estaba desprotegido y cuando todo estaba fuera de zona de pichaque !justo escampó! Les dimos unos pollos que estaban planeados para la cena a los indios y se encargaron de en varas asarlos para compartirlos. Pollo "envarasado" para todos!